Martín Chirino, (Las Palmas de Gran Canaria, 1925), es uno de los representantes de mayor prestigio internacional de la escultura abstracta española. Viaja a Madrid con 23 años para estudiar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Tras una etapa en París e Italia donde queda impresionado con el David de Miguel Ángel, completa su formación en la School of Fine Arts de Londres. A los 28 años realizó su primera exposición en el Ateneo de Madrid.
Se incorpora al grupo "El Paso" en 1958 junto con pintores como Antonio Saura, Luis Feito, Manolo Millares y el escultor Pablo Serrano. Propulsores del informalismo, pretendieron aunar una modernidad invertebrada y una vanguardia radical. En la década de los 60 salta a la fama con su exposición New Spanish Painting and Sculpture, llevada a cabo en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Desde 1967 su presencia en EE.UU. es frecuente y periódica. Realizará desde los setenta proyectos monumentales inspirados en formas helicoidales continuando con sus investigaciones sobre los valores afrocanarios (Afro-Can) y desde el 80 desde formulaciones constructivistas.
Ha sido galardonado con la Medalla de Oro a las Bellas Artes, el Premio Nacional de Artes Plásticas, el Premio Internacional de Escultura de la Bienal de Budapest, el Premio Canarias de Artes Plásticas, el Premio Nacional de Escultura de la CEOE y la Medalla de Honor del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Ha expuesto su obra en Europa, América y Asia.
El Ballet Nacional de España representará en La Unión “El Café de Chinitas”. Coreografiado por José Antonio, con música de ocho canciones populares de Federico García Lorca, cuenta con la dirección de escena de Lluís Danés. Como artista invitada, la cantaora Esperanza Fernández. Los telones del escenario reproducen los originales creados por Salvador Dalí. Lorca y Dalí unidos por el arte flamenco.
“El Café de Chinitas” es un apasionante viaje por el fascinante e inagotable mundo creativo de la simbología daliniana. Este mundo de símbolos, unido a la profundidad y a la sencillez de las Canciones Populares de Lorca, constituye un vehículo idóneo para crear un espectáculo que se convierte casi en una invocación al Arte, la Belleza y el Dolor para unirlos de nuevo, más allá del tiempo, a Salvador y Federico.
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