viernes, 31 de octubre de 2008

El flamenco, además de popular, es un arte totalmente estructurado

Philippe Donnier- un enamorado del flamenco. "La Fundación Gala acogió el miércoles 29, la presentación del nuevo libro del experto francés, 'El duende y el reloj', que ha sido publicado por Puntoreklamo" Desde que apareció El duende tiene que ser matemático, en 1985, Philippe Donnier no ha dejado de sorprender por la originalidad y el rigor de sus propuestas teóricas y didácticas sobre flamenco. Una amplia y sugerente obra, diseminada en colaboraciones, libros y conferencias, hace de este ingeniero superior de Física y Química en París y de adopción cordobesa un referente de los estudios más exigentes que se están realizando sobre el flamenco, sin perder nunca la cercanía con el receptor ni el oportuno guiño de humor. ¿Cómo surgió la idea de escribir un cuento flamenco con intenciones pedagógicas? El libro es el resultado de un proyecto que en principio no se pudo realizar. Con motivo del Año del Flamenco en 2006 había ideado una actividad pedagógica de introducción al flamenco en los colegios, y a punto de realizarlo me dijeron que no se podía hacer; pero ya había escrito este cuento, que era la base y el guión para los profesores. Al no hacerse la actividad dejé todo esto aparcado. Después, Puntoreklamo, en concreto Manuel Mestre, que me había conocido con motivo de las actividades del Año del Flamenco, me pidió el trabajo y decidió editar el cuento.- ¿Cuál es el planteamiento didáctico de la obra? La didáctica se la dejo a los pedagogos porque no quiero quedarme encerrado en una obra didáctica para niños de escuela. Siempre me ha interesando la dialéctica entre formalismo y oralidad. De una forma leve, simpática y asequible para los niños y creo que interesante para los adultos, he montado un juego. Nos encontramos con los elementos de percusión, los palillos, las palmas, los pies, el rasgueo de guitarra, la costumbre antigua de los nudillos en la mesa. Presento unos cuantos esquemas a partir de los cuales vamos creando los compases, siempre con la dialéctica del duende que inventa algunas cosas por casualidad, porque me gusta introducir esta noción de casualidad que precisamente se encuentra en la dinámica de la oralidad. Poco a poco vamos estructurando los compases, pasando desde lo más simple, que es la pulsación, realizando una reflexión un poco matemática sobre los ritmos: los verdiales, los fandangos, las sevillanas..., y por supuesto llegamos a la soleá y luego a los hermanos rítmicos de ésta: la seguiriya, la petenera... ¿Es compleja la relación del reloj con el duende? En conjunto, el duende representa la inventiva, la chispa, la creación sin complejos, y el reloj, que es un viejo gruñón, no quiere renovación ni nada nuevo. La historia comienza con que el reloj está con una sola hora, quedándose contento con esta hora, aburrida y siempre la misma. El duende se las ingenia para, aprovechándose del despiste del reloj, ir metiendo más horas. De esta manera vamos sumando los números del uno hasta el 12, hasta configurar estructuras rítmicas. Hay momentos de disparidad entre el reloj y duende, pero también de armonía. El flamenco, que es un arte popular como he defendido desde hace mucho tiempo, por supuesto que es también un arte totalmente estructurado. Lo que tenemos en este cuento es el esqueleto rítmico del flamenco.

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