El veterano cantaor reaparece en el Auditorio Nacional tras su grave enfermedad.
El Auditorio Nacional de Música, templo de la música clásica en España, ha abierto por fin sus puertas al flamenco. El encargado de hacerlo no ha sido otro que Juan Peña El Lebrijano, que ya hace treinta años llevó el cante jondo a otro importante escenario, el Teatro Real. Durante poco más de una hora, y dentro del ciclo Andalucía Flamenca, el veterano cantaor de Lebrija lucha contra las secuelas de su grave enfermedad, que le rajó el vientre de par en par, para ofrecer una Antología con algunas de las piezas más célebres de su repertorio.
Ver a Juan Peña sobre el escenario del Auditorio Nacional era ver la esencia del verbo flamenco hecha carne. Lucha, dolor, quejío, retorcimiento, entrega, esperanza y emoción. Cante de dentro hacia fuera, expresión de las entrañas. Momentos de derrota y momentos de victoria con la pasión en vena como motor de superación.
El Lebrijano, acompañado por Pedro María Peña a la guitarra, Agustín Henke a la percusión y Juan Reina y el Indio a las palmas, arrancó con las bulerías "En el soto" y una tanda de cantiñas. El cantaor buscaba su voz sin encontrarla del todo, resoplaba y abría los brazos en busca del aliento flamenco que aliviase su dolor y debilidad corporal.
"Somos unos artistas humildes que venimos a darles a ustedes un poquito de alegría". Toda una declaración de intenciones de un maestro del cante que tras pasearse por la cuerda floja de la vida volvió a encontrar su red en la jondura de una soleá y, sobre todo, de una heladora seguiriya cargada de profundo dolor e interpretada desde las tripas de la verdad. "Voy a hacer un intento de valiente, aunque no lo soy", avisó antes de comenzar.
Tras emocionar y emocionarse, El Lebrijano se puso en pie, cual boxeador golpeado pero victorioso, para besar el suelo del escenario del Auditorio, lo que arrancó una cerrada ovación con la que el público reconocía el valor de la lucha del de Lebrija. Juan Peña respondió con una larga tanda por bulerías con varias salidas y entradas del escenario que demostraron por enésima vez la gran profesionalidad del que "cuando canta se moja el agua", que incluso llegó a pedir las palmas a un respetuoso respetable.
Entrevista a El Lebrijano
No hay comentarios:
Publicar un comentario